#Internacionales | Tapachula, México
En esta ciudad del sur de México hay un tapón de personas que quieren llegar cuanto antes a la frontera con Estados Unidos para aprovechar el fin del denominado “Título 42”, una norma, que negaba la entrada este país por motivos sanitarios
Desde hace dos semanas, todos los días miles de migrantes forman kilométricas colas frente a las oficinas de Migración en la ciudad, la principal entrada en la frontera sur de México. Su objetivo es solicitar al Gobierno mexicano un permiso temporal para poder avanzar legalmente hacia la frontera con Estados Unidos.
La mayoría de ellos tiene la esperanza de cruzar al otro lado ante el inminente fin del Título 42, la política estadounidense impulsada por Donald Trump usada para expulsar de forma exprés a los migrantes con argumentos sanitarios.
Los migrantes, venezolanos, haitianos, centroamericanos y hasta africanos, llevan horas e incluso días esperando su turno. Están desesperados. El lunes aguantaron el implacable sol y temperaturas de hasta 35 grados. Por la tarde, el cielo empezó también a escupir lluvia sobre sus cabezas.
CRISIS EN FRONTERA SUR DE EEUU
La noticia del fin de esta política, programada para el 11 de mayo, ha provocado una crisis en la frontera sur de Estados Unidos, donde el Gobierno ha apostado a 1,500 soldados para reforzar la seguridad e impedir el paso de decenas de miles de migrantes que avanzan hacia ese país. Unos 3,500 kilómetros más al sur, en la frontera de México con Guatemala, hay otra crisis.
Los miles de migrantes que consiguen llegar a suelo mexicano se acumulan mientras esperan un permiso para poder transitar legalmente hasta el norte. Sin embargo, otros deciden seguir su camino por rutas alternas donde no puedan ser detenidos por Migración y ser deportados, arriesgándose a ser víctimas de robos, secuestros, extorsión o hasta la muerte.
La acumulación en la frontera sur no es nueva. Las organizaciones de derechos humanos que trabajan sobre el terreno calculan que en Tapachula hay entre 40.000 y 50.000 migrantes atrapados en esta ciudad, la principal entrada en la frontera sur de México. Muchos de ellos han llegado aquí buscando tramitar una visa humanitaria o el estatus de refugiados, pero la lentitud de la burocracia obliga a muchos a regresar o los paraliza aquí durante meses.