SANTO DOMINGO, RD
La calle 42 del sector Capotillo, en el Distrito Nacional, se ha convertido en un sinónimo de diversión y entretenimiento nocturno que ha impuesto su marca con un estilo artístico que caracteriza a gran parte de sus moradores.
Además, ese punto, ha logrado hacer famosa la preposición de que allí la vida es solo “teteo”, con todo lo que eso implica, pero realmente ¿hay algo más allá?
Definitivamente, en La 42 hay música, alcohol, bailes exóticos y decenas de exponentes urbanos nacionales e internacionales realizando videos musicales cada cierto tiempo, pero también hay problemáticas sociales, limitaciones y quejas.
Personas ajenas al mundo de entretención que se da a las afueras de sus casas, no apoyan ni promueven el muy popular estilo de vida en el emblemático punto.
“La gente cree que esto es bonito por aquí porque hablan dique ́ de volverlo turístico y no sé cuántas cosas… La verdad es que yo tengo 52 años viviendo en esa calle y no entiendo cómo es que vienen gente de todas partes para acá, sin conocer a nadie ni nada, dique a beber y hacer toda la clase de locuras que se hace ahí”, reflexionó un señor de algunos 60 años, en la proximidad de la populosa calle, quien prefirió el anonimato.
DELINCUENCIA
Puestos a juzgar, la primera impresión del ambiente en el que se convive aparentemente las 24 horas de todos los días de la semana en la calle 42 de Capotillo, inspira desconfianza por la inmensa cantidad de gente agrupada consumiendo alcohol y otras sustancias, sin embargo, los propios residentes afirmaron que, muy contrario a esa idea, ellos mismos se sienten sorprendidos debido al bajo flujo de actos delictivos.
Los vecinos de la emblemática zona afirman que ha mejorado la vigilancia policial.
Los vecinos de la emblemática zona afirman que ha mejorado la vigilancia policial.
“Tú vienes hoy (ayer lunes) y estás sorprendida por la cantidad de gente que hay hoy que es día de fiesta, pero es que ellos no tienen que ver. Esto es veinticuatro siete y más si se le ocurre a cualquier artista de esos tirarse para acá, que es a cada rato”, señaló Siomel Lopez, para después continuar con el desarrollo de su argumento.
De acuerdo con Siomel, en Capotillo “ladrones no hay muchos, pero delincuentes, sí”.
Esta misma idea fue sustentada por otras personas que hacen vida en el barrio, quienes aseguran con la mayor naturalidad posible que el vínculo del área con el mundo delictivo está arraigado a la venta de ilícitos, pero los atracos no solo han disminuido, sino desaparecido.
“La verdad es que yo, que tengo toda mi vida por aquí, te puedo decir que estoy sorprendido. Antes tú no podías entrar para acá porque hace rato que estuvieras atracada, pero ahora la policía está haciendo su trabajo”, indicó un lugareño.
Cerca de la calle 42, la Policía Nacional tiene un cuartel en Capotillo, desde el que se realizan constantes recorridos de monitoreo por la zona, que según los propios moradores surten efectos.
“Eso sí, ladrón que haya, ladrón que la Policía de una vez recoge”, dijo una joven, quien se identificó como Leyda.
EL QUIÉN SOY Y DÓNDE VIVO
“Uno vive aquí porque es para lo que alcanza. Uno tiene su casita y esto es todo lo que uno conoce, pero esto es para adultos. Gente grande que pueda tomar sus decisiones y decidir qué clase de vida quiere llevar, definitivamente esto no es para muchachos”, afirmó otra persona, también reservándose su nombre.
Según varios de los entrevistados en el lugar, de los que no forman parte de las grandes fiestas, ya denominadas como teteos, el día a día les sería más difícil si no estuviesen acostumbrados, pero hace rato que se decidieron a demostrar que son más que eso.
Deportistas destacados, estudiantes sobresalientes, hombres y mujeres de honor, esforzados trabajadores, personas consagradas a la vida en familia, así como devotos entregados por la sanidad y liberación de sus vecinos, también viven en la calle 42 y lamentan que a ellos no se les preste tanta atención.
EL AMBIENTE
Entre las luces de la 42 el tiempo pasa rápido o lento, todo depende como lo vivas. Para quienes hacen vida allí cada acción equivale a un segundo y absolutamente todo lo que hacen parece que debiera ser excesivamente rápido.
Los motoristas sobrevuelan los llamados policías acostados y si alguien está parado debe velar por su seguridad, porque los conductores no parecen tener tiempo para eso.
Los colmados han sido sustituidos por drinks y las típicas paleteras que están rellenas de chucherías, funcionan también como expendio de cigarros de cualquier marca y calidad.
Ayer en el feriado por el Día Internacional del Trabajo, ya a las diez de la mañana, el ambiente al aire libre sugiere que es un sábado cualquiera a las 10 de la noche, en un centro de entretenimiento nocturno cualquiera de la ciudad.