En el transcurso de su segunda campaña electoral por capturar el poder, Donald Trump tremoló altisonantes consignas estrambóticas, acordes con su tremendismo verbal, aventando al cenit los casos, encrespándolos difíciles para sus contendores, dentro y fuera de su país, como método y estrategia que culminan sugestionando el entorno, tremebundo ardid, para culminar negociando.
En ese calculado universo, posible asesorado por sus estrategas de campaña, pero conociendo el cosmos cognitivo de Trump, mejor se decanta cosecha suya, muy acorde con su temperamento nada pacífico, más bien agresivo, disruptivo, colocando a rivales en la esquina del escenario, idéntico a boxeadores en el ring.
El presidente Trump, en sus apenas dos meses de estrenar su segunda administración, reinserta su filosofía de tronante intimidación, para lograr el consenso, y salirse con las suyas.
Son las tempranas señas que la comunidad internacional ha identificado en el presidente Trump, como estrategia de imponerse en todos los frentes, inclusive conociendo que vulneran acuerdos, que se presumen leyes, conforme reseño.
Comienzo por el tremendismo verbal de amenazar reinsertar al fuero de EEUU al canal de Panamá, o que los mercantes y navíos militares norte4americnos sean exonerados de impuestos al cruzar la vía acuática, sabedor que el Tratado Torrijos. Carter de 1999, reintegró a la soberanía panameña la vía interoceánica, excluyendo que algún país estuviese exento de pagar peaje, y exonerar peaje requiere modificar ese punto del tratado.
Pero la ofensiva verbal persigue encaminar a la reflexión al presidente panameña José Luis Muliño la posibilidad de modificar el punto de reducir, no excluir pago de peaje, que el presidente Trump acusa a Panamá de favorecer a China, versión rechazada por el gigante asiático.
Repatriación indocumentados
Prosigo con la amenaza de deportar a once millones de indocumentados, cuando la logística no resiste expatriar en cuatro ni en ocho años ese tropel humano, y apenas lograría deportar a menos de dos millones, cavilando que la mano de obra indocumentada, más que la documentada, es la requerida en labores rudas, recolectando frutas y en la industria de la construcción, y ahora, remover y reconstruir las zonas devastadas por los incendios de los suburbios de Palisades y Eaton, de Los Angeles, California.
Que es el primero que sabe que no es cierto que todos los indocumentados son criminales y narcotraficantes, apenas un bajo porciento lo son, y el mayor por ciento, desarraigados de sus orígenes por extrema miseria y violencia política y criminosa, es precisamente Trump, y el tema de deportaciones masivas se inscribió en su plataforma electoral.