El presidente Biden, en un acto de nepotismo muy cuestionable, ha firmado un indulto total e incondicional para su hijo Hunter Biden. El indulto se produce apenas siete semanas antes de que deje el cargo. El presidente Biden concedió el indulto a pesar de las reiteradas promesas de que no indultaría a su hijo. Hunter fue condenado por cargos federales relacionados con armas de fuego; por mentir en un formulario de verificación de antecedentes federales sobre su adicción a las drogas al comprar un arma, etc.
En otro caso, se declaró culpable de delitos fiscales por no pagar al menos 1,4 millones de dólares en impuestos federales. La sentencia estaba prevista para finales de este mes y podría haber sido encarcelado. Esto ultimo agrega un componente muy cuestionable a este accionar presidencial.
En una declaración de la Casa Blanca anoche, el presidente Biden dijo que cuando asumió el cargo prometió no entrometerse con el Departamento de Justicia. Dijo que ha cumplido su palabra, incluso cuando dijo que Hunter fue «procesado de manera selectiva e injusta».
Continuó diciendo que Hunter fue acusado después de que los opositores en el Congreso instigaran los procesamientos para tratar de lastimarlo políticamente. En el proceso, Biden dice que Hunter fue señalado injustamente. Hunter también alega que sus errores se han utilizado para humillarlo a él y a su familia, y no dará por sentado el indulto.
Es oportuno recordar que el poder del Presidente de los Estados Unidos para otorgar indultos está consagrado en el Artículo II, Sección 2 de la Constitución de los EE. UU. Este poder le permite al Presidente conceder indultos y perdones por delitos contra los Estados Unidos, excepto en casos de Juicio Político.
De ahí que, el Presidente puede indultar delitos federales, pero no puede indultar delitos estatales; este poder recae en los gobernadores estatales. Los tribunales y el Congreso norteamericano tampoco pueden revocar los indultos presidenciales.