El deporte como campo de batalla geopolítico

POR ALVARO JIMENEZ

En el mundo del deporte, donde la competencia es feroz y los intereses económicos y políticos están en juego, no todo es juego limpio. Las potencias deportivas, lideradas por países como Estados Unidos, China, Rusia y algunas naciones europeas, han sido acusadas en repetidas ocasiones de utilizar sus federaciones deportivas nacionales como herramientas para obstaculizar la participación de deportistas de otros países en competencias internacionales.

Este fenómeno, que combina estrategias políticas, económicas y legales, tiene como objetivo mantener el dominio deportivo y, en muchos casos, silenciar a rivales incómodos.

El fenómeno de «cancelar» a deportistas extranjeros, es decir, excluirlos, limitar su participación o dificultar su desarrollo en competiciones nacionales o internacionales, es un tema complejo que puede estar motivado por diversos factores.

El poder de las federaciones deportivas

Las federaciones deportivas nacionales e internacionales son entidades con un enorme poder de decisión. Controlan desde la organización de eventos hasta la elegibilidad de los atletas para competir. Sin embargo, este poder no siempre se ejerce de manera imparcial.

En muchos casos, las federaciones de países potentes utilizan su influencia para imponer reglas que beneficien a sus propios deportistas o perjudiquen a los de otras naciones.

Atletismo

Un ejemplo claro de esto es la Federación Internacional de Atletismo (World Athletics), que ha sido acusada de imponer sanciones y restricciones desproporcionadas a atletas de países como Kenia y Etiopía, potencias tradicionales en carreras de fondo.

Estas sanciones, justificadas bajo el argumento de combatir el dopaje, han sido interpretadas por muchos como una forma de limitar la competencia y favorecer a atletas de países occidentales.

Estados Unidos: el gigante que no quiere compartir la palestra

Todo el mundo sabe que el deporte se convirtió en un nuevo campo de batalla donde Estados Unidos es uno de los elementos más potentes. Estados Unidos ha sido señalado en múltiples ocasiones por utilizar su influencia para obstaculizar a deportistas de otros países.

El tema más popular es el dopaje, una herramienta que, según críticos y analistas, ha sido utilizada de manera estratégica para desacreditar a rivales y mantener su dominio en el escenario deportivo internacional.

Estados Unidos, como potencia hegemónica, no solo busca liderar en lo económico, político y militar, sino también en el ámbito deportivo, donde las medallas y los récords son símbolos de prestigio y poder. Sin embargo, cuando otros países comienzan a destacar y a desafiar su supremacía, surgen acusaciones y controversias que, en muchos casos, parecen estar teñidas de intereses políticos.

El caso de Rusia es ejemplo más elocuente. El escándalo de dopaje que llevó a la exclusión de atletas rusos de competencias internacionales fue ampliamente cubierto por los medios occidentales, muchos de ellos con sede en Estados Unidos

El caso de Rusia es ejemplo más elocuente. El escándalo de dopaje que llevó a la exclusión de atletas rusos de competencias internacionales fue ampliamente cubierto por los medios occidentales, muchos de ellos con sede en Estados Unidos.

Aunque hubo evidencias de irregularidades, algunos argumentan que la magnitud de la respuesta y el enfoque mediático desproporcionado tenían un trasfondo político, especialmente en un contexto de tensiones entre Washington y Moscú.

Otro ejemplo es el del fútbol femenino. Estados Unidos, campeón mundial en esta disciplina, ha sido criticado por presionar a la FIFA para mantener un sistema de competencia que favorezca a sus equipos. Esto incluye la organización de torneos en horarios y sedes que benefician a las jugadoras estadounidenses, mientras que las selecciones de países menos desarrollados enfrentan mayores dificultades logísticas y económicas.